lunes, 7 de mayo de 2012

La metamorfosis


El gran día llegó. El teléfono sonó, él lo cogió, era su hermana que estaba en el hospital con una preciosa niña en sus brazos. Cuando colgó, con su cara de felicidad, miró por la ventana, hacía un día precioso, como la niña que acababa de nacer.

"Cuando Gregor Sansa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto, estaba tumbado en su espalda dura y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido en partes duras en forma de arco sobre cuya protuberancia apenas podría mantenerse el cobertor, apunto ya de resbalarse al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas delante sus ojos.
-¿Que me ha acorrido?, pensó.
No era un sueño. Su habitación, una autentica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes, harto conocida." 2Dictado"(KAFKA, 2002:p:9)

Se levantó, se quedó sentado en  la cama para mirar su alrededor, vio toda la ropa de la noche anterior encima de la silla. En la mesa, lejos de la cama, estaba su móvil, pero no tenía fuerzas para moverse y coger el móvil para ver quien le había despertado. Aún era de noche, y no se oían los pocos coches que pasaban por el centro de Barcelona. No sabía porque estaba tan cansado, si ayer se fue a la cama pronto, seguro que había tenido un mal sueño.

 Gregor estaba harto de la rutina, de los días de trabajo y harto de levantarse pronto. Cada día tenía que escuchar el despertador, con su horrible música. Pero ese día, se dio cuenta que se había despertado una hora antes, porque algún madrugador se había equivocado de teléfono y le había llamado a él, se metió dentro de la cama y se fue a dormir, ya que le faltaba una hora para levantarse y aún tenía tiempo de seguir soñando.


KAFKA, F. (2002): la metamorfosis y otros cuentos; 
  ed. El País, Madrid